Estas notas, aún muy parciales, solamente buscan llamar la atención sobre este bello texto y sugerir su lectura. Descargar estas anotaciones en PDF Murdoch soberania del bien
Murdoch, Iris, “The sovereignity of good above all concepts”, en: Slote, Michael, Ethics of virtue, Oxford University Press, 1997, pp. 99-117, tomado de: Murdoch, Iris, The sovereignity of good, Ark, Londres, 1985, pp. 77-104
Sobre el uso de las metáforas en filosofía.
Fundamental forms of our awareness of our contidion
La filosofía, y en especial la filosofía moral, se ocupa de clarificar nuestras imágenes más importantes. La discusión filosófica consiste en tal juego de imágenes.
Para M. Es imposible discutir ciertos tipos de conceptos sin recurrir a las metáforas, los conceptos son profundamente metafóricos y es imposible analizarlos en componentes no-metafóricos sin una enorme pérdida de sustancia.
Las metáforas llevan siempre una carga moral. Es imposible una filosofía moral que no tome partido.
La filosofía moral
se ocupa de la mas importante de las actividades humanas, tal examen requiere dos condiciones:
– debe ser realista
- dado que un sistema ético no puede evitar alabar un ideal, este debe ser un ideal valioso: la ética no tiene que ver con el análisis de la conducta mediocre sino debe ser una hipótesis sobre la buena conducta y cómo puede lograrse tal cosa. ¿Cómo podemos hacernos mejores a nosotros mismos? Es una pregunta que el filósofo moral debe intentar responder.
- If I am right the answer will come in the form of explanarory and persuaive metaphors.
Asunciones sobre la vida humana:
Los seres humanos son egoístas y su vida carece de un sentido externo o telos.
Referencia al punto de vista religioso sobre la perfectibilidad de la vida (ayuda extra) (p. 103)
- sobre la pista de la belleza, referencia al Fedro (250) Platón (un rodeo por las letras más grandes para leer las pequeñas, la belleza como introducción al bien)
Beauty is the convenient and traditional name of something which art and nature share, and which gives a failry clear sense to the idea of quality of experience and change of consciousness
La belleza es algo espiritual que amamos por instinto.
Referencia al arte y a sus posibilidades de orientar la vida hacia la virtud.
Manifestación del “sin sentido” (pointlessness)
Diseños y formas
Humildad y aceptación de lo exterior
Las ciencias y las técnicas pueden ser un camino de perfección también, dice M. De Platón: implican humildad ante la objetividad que se impone. (aprender un idioma). Matemáticas para Platón: he was reading mathemathical thought as leading the mind away from the material world and enabling it to perceive a reality of a new kind, very unlike ardinary appearances. (p. 108)
Amor por la objetividad (108-109) AMOR, JUSTICIA Y CLARIDAD DE VISION.
Critica del papel de las ideas de poder y libertad en la filosofía moral.
El concepto del bien.
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- La imágenes del sol y del fuego en la Caverna de Platón.
- El uso de metáforas y sus efectos
- Poder de Unificación del concepto
- Indefinibilidad
El sol es visto al final de una larga búsqueda que implica reorientación (los prisioneros tiene que volverse) y ascenso. Es real, está allí fuera, pero muy distante. Da la luz y la energía que nos hace capaces de conocer la verdad. En su luz vemos las cosas del mundo en sus verdaderas relaciones. Mirarlo directamente es sumamente difícil y no es como mirar a las cosas en su luz. Es una cosa distinta de las que ilumina. Nótese aquí la metáfora de “cosa”. Bien es un concepto sobre el cual, y no solo en el lenguaje filosófico, usamos naturalmente el vocabulario platónico, cuando hablamos de buscar el bien o de amar el bien. Podemos también hablar seriamente de las cosas ordinarias, de la gente, obras de arte, como siendo buenas, sin embargo estamos muy consientes de sus imperfecciones. El bien vive como si se hallase en los dos extremos de la barrera y podemos combinar la aspiración a la bondad completa con una noción realista de logro / realización al interior de nuestras limitaciones. A pesar de todas nuestra fragilidad, el imperativo “sed perfectos” tiene sentido para nosotros. El concepto de bien se resiste a colapsar en la egoísta conciencia empírica. No es una mera etiqueta de la voluntad de elegir, y los usos funcional y causal de “bien” (un buen cuchillo, un buen compañero) no son, como algunos filósofos han deseado argüir, pistas hacia la estructura del concepto. El uso propio y serio del término nos refiere a una perfección que tal vez nunca es ejemplificada en el mundo que conocemos (“no hay bien en nosotros”) y que lleva consigo las ideas de jerarquía y trascendencia. ¿Cómo sabemos que los muy grandes no son los perfectos? Vemos diferencias, sentimos direcciones, y sabemos que el bien se encuentra todavía más allá. El sí mismo, el lugar donde vivimos, es un lugar de ilusión. La bondad está conectada con el intento de ver lo no propio (the unself), de ver y responder al mundo real a la luz de una conciencia virtuosa. Este es el significado no metafísico de la idea de trascendencia a la que los filósofos han recurrido constantemente en sus explicaciones de la bondad. “El bien es una realidad trascendente” significa que la virtud de es el intento de rasgar el velo de la conciencia egoísta y unirse al mundo como realmente es. Es un hecho empírico de la naturaleza humana que este intento no puede ser enteramente exitoso.
Evidentemente, estamos tratando con una metáfora, pero con una metáfora muy importante, y una que no es solamente propiedad de la filosofía, ni solamente un modelo. Como dije al comienzo, somos criaturas que usan metáforas irremplazables en muchas de nuestras más importantes actividades. Y el hombre decente ha sido siempre, acaso incierta o inexplicablemente, capaz de distinguir el bien real de su doble falso. En la mayoría de los contextos ideológicos la virtud puede ser amada por sí misma. Las metáforas fundamentales como tales llevan este amor, a través y más allá de lo que es falso. Las metáforas pueden ser un modo de comprensión, y así de actuar sobre nuestra condición. Los filósofos solamente hacen explicita y sistemáticamente y frecuentemente con arte lo que la persona ordinaria hace por instinto. Platón, quien entendió esta situación mejor que muchos de los filósofos metafísicos, se refirió a muchas de sus teorías como “mitos” y nos dice que la República debe ser pensada como una alegoría del alma. “Tal vez es un diseño que ha sido puesto en el cielo, allí donde aquel que desee pueda verla y convertirse en su ciudadano, pero no importa si existe o si ha de existir alguna vez; es la única cuidad en la que los políticos (el hombre bueno) pueden tomar parte”(República, 592).
M. ha sostenido que no hay unidad metafísica en la vida humana, pero constata: continuamos soñando con la unidad. Este sueño tiene lugar en el arte, nuestro sueño más ardiente. (…)
Aplicaciones del relato del viaje de ascenso y retorno a la caverna: el alma, que ha ascendido a la visión del bien puede subsecuentemente ver los conceptos a través de los cuales ha ascendido (arte, obra, naturaleza, gente, ideas, instituciones, situaciones, etc.) en su verdadera naturaleza y en sus apropiadas relaciones entre sí. El hombre bueno sabe si el arte o la política son más importantes que la familia y cuando. El hombre bueno ve la forma en que las virtudes se relacionan entre sí. (…) jerarquía de las formas(…) Lo que sugiere es que trabajemos con la idea de tal jerarquía en tanto introduzcamos orden en nuestras concepciones del mundo a través de nuestra aprehensión del Bien.
La dialéctica descendente (p. 112) segunda parte del desarrollo de la cuestión del poder unificador del concepto de bien.
Dada su ambigua actitud hacia el mundo sensible, de la cual ya he hablado, y por su confianza en el poder revolucionario de las matemáticas, Platón, algunas veces, parece implicar que el camino hacia el bien conduce lejos del mundo de la particularidad y el detalle. Sin embargo, habla tanto de una dialéctica descendente tanto como de una dialéctica ascendente y habla también de un retorno a la caverna. En cualquier caso, en tanto la bondad es de utilidad en la política y en la plaza de mercado debe combinar sus crecientes intuiciones de unidad con una creciente comprensión (grasp) de la complejidad y el detalle. Las concepciones falsas son, frecuentemente, generalizadas, estereotipadas e inconexas. Las concepciones verdaderas combinan modos justos de juicio y habilidad para conectar con una creciente percepción del detalle. (…) Esta doble revelación tanto de los detalles aleatorios como de la unidad intuida es lo que recibimos en todas esfera de la vida si buscamos lo que es mejor.
Podemos ver esto con claridad, una vez más, en el trabajo intelectual. El gran artista revela el detalle del mundo. Al mismo tiempo su grandeza no es algo peculiar y personal como un nombre propio. Son grandes en formas que hasta cierto punto son similares, y la creciente comprensión de revela su unidad a través de su excelencia. Toda crítica seria asume esto, aunque se cuide de expresarlo de manera teorética. El arte revela la realidad y porque existe una forma en que las cosas son existe una comunidad de artistas (¿?). De modo similar ocurre con los estudiosos. (…)
A Platón se lo acusa con frecuencia de haber sobre valorado las disciplinas intelectuales, es muy explícito en concederles, cuando las considera en sí mismas, un alto segundo lugar. (Ser un buen estudioso, o un buen artesano y además un hombre bueno). La comprensión que lleva al científico a la decisión correcta respecto de abandonar cierto estudio, o que guía al artista hacia la decisión correcta sobre su familia, es superior a la comprensión del arte y la ciencia como tales (Rep. 511.d). Somos, reconocidamente, criaturas especializadas en lo que atañe a la moralidad, y el mérito en un área no parece garantizar el mérito en otra. El buen artista no es, necesariamente, bueno en casa (…) The scene remains disparate and complex beyond the hopes of any system, sin embargo, al mismo tiempo, el concepto Bien se extiende a través del todo y le da el único tipo de shadowy unachieved unity which it can posses. The area of morals, and ergo of moral philosophy, can now be seen, not as a hole and corner matter of debts and promises, but as covering the whole of our mode og liveng and the quality of our relations with the world.
La indefinibilidad del Bien.
M quiere sugerir que este tema no debe basarse en una concepción de libertad a partir de la cual el bien se entienda como un espacio vacío hacia el cual la decisión humana puede moverse.
Para la gente común los valores se crean a partir de la elección, tal persona cree que algunas cosas son realmente mejores que otras y que es posible que este las entienda erradamente.
Usualmente no dudamos sobre la dirección en la que se encuentra el bien, también reconocemos la existencia del mal (…) Sin embargo el concepto del bien permanece misterioso y oscuro. Vemos el mundo a la luz del Bien pero ¿Qué es el bien mismo? La fuente de la visión no es vista en el sentido ordinario. Platón dice de ella que “es aquello que toda alma busca y por causa de lo cual hace todo lo que hace, con alguna intuición de su naturaleza, y sin embargo, perpleja” (Rep. 505) Y también dice que el bien es la fuente de conocimiento y verdad y sin embargo es algo que los sobrepasa en esplendor (Rep. 508-9).
Existe una especie de respuesta lógica, en el sentido moderno del término, a la pregunta. Preguntar lo que es el bien no es como preguntar lo que es la verdad o lo que es el valor, pues al explicar estos últimos la idea de bien debe entrar; esta es aquello a la luz de lo cual la explicación debe proceder. “El valor es…” y si tratamos de definir Bien como X, tenemos que añadir que queremos decir, por supuesto, un buen X. Si decimos que el bien es la razón, tenemos que hablar del buen juicio. Si decimos que el bienes el amor, tenemos que explicar que existen distintas clases de amor. Incluso el concepto de Verdad tiene ambigüedad y es solo del bien que podemos decir que “it is the trial of itself an needs no other touch”. Y con esto estoy de acuerdo. También se arguye que todas las cosas que son capaces de exhibir grados de perfección la exhiben a su manera. La idea de perfección solo puede ejemplificarse en casos particulares en términos de la perfección que le es apropiada. De modo que uno no podría decir en general lo que es la perfección, de la misma manera en que puede hablarse de la generosidad o de la buena pintura. En cualquier caso, las opiniones difieren y la verdad de los juicios de valor no puede ser demostrada. Esta línea de argumentación ha sido utilizada para apoyar una visión del bien como vacío trivial, una mera palabra, “el adjetivo de alabanza más general”, una bandera usada por la voluntad emprendedora, un término que podría ser reemplazado con mayor claridad por “estoy para esto” (I´m for this). Este argumento y su conclusión me parece estar equivocado pro razones que ya he dado: la excelencia tiene una clase de unidad y hay hechos de nuestra condición desde los cuales ciertas líneas convergen en una dirección definida; y también por otras razones que no sugeriré.
Un genuino carácter misterioso está unido a la idea de bondad y del bien. Esto es un misterio en varios aspectos. La indefinibilidad del Bien está conectada con la no sistemática e inagotable variedad del mundo y el sinsentido (pointlessness) de la virtud. En este respecto hay un nexo entre el concepto del Bien y las ideas de Muerte y de Casualidad (chance). (Uno podría decir que la casualidad es realmente una subdivisión de la muerte. Esto es, ciertamente, nuestro más efectivo memento mori.) Un genuino sentido de la mortalidad nos capacita para ver la virtud como la única cosa de valor y es imposible limitar y prever las formas en que esta será requerida de nosotros. Que nosotros no podamos dominar el mundo puede plantearse de una manera más positiva. El Bien es misterioso por la fragilidad humana, por la inmensa distancia que está implicada. Si existieran los ángeles estos podrían definir el bien pero nosotros no entenderíamos la definición. Nosotros somos criaturas en extremo mecánicas, esclavos de fuerzas inclementemente fuertes y egoístas cuya naturaleza comprendemos escasamente. En el mejor de los casos, como personas decentes, estamos muy especializados. Nos comportamos bien en áreas en las que esto puede hacerse bastante fácilmente y dejamos que otras áreas permanezcan sin desarrollar. Hay tal vez en el caso de cada ser humano barreras insuperables para la bondad. El sí mismo es una cosa dividida y su conjunto puede ser redimido en la misma medida en que puede ser conocido. Y si miramos fuera del sí mismo lo que vemos es insinuaciones dispersas del Bien. Hay unos pocos lugares en los que la virtud simplemente brilla; el gran arte, la gente humilde que sirve a otros. ¿Podemos acaso ver estas cosas claramente sin mejorarnos a nosotros mismos? Es en el contexto de tales limitaciones en el que debemos hacernos una imagen de nuestra libertad. Libertad es, en mi opinión, un concepto mezclado. La mitad verdadera del mismo es solamente el nombre de un aspecto de la virtud relacionado con la clarificación de la visión y la dominación de un impulso egoísta. La mitad falsa es un nombre para los movimientos de autoafirmación de la engañada voluntad egoísta que por nuestra ignorancia consideramos algo autónomo.
No podemos, entonces, consumar la excelencia humana por estas razones: el mundo carece de finalidad, es azaroso y enorme, y estamos cegados por el sí mismo. Hay una tercera consideración que es una relación de las otras dos. Es difícil mirar al sol: no es como mirar a otras cosas. De alguna manera retenemos la idea, y el arte la expresa y la simboliza, de que las líneas convergen realmente. Hay un centro magnético. Pero es más fácil mirar hacia los bordes convergentes que mirar al centro mismo. Nosotros no conocemos y probablemente no podemos conocer, conceptualizar, what is it like in the centre. Podría decirse que si no podemos ver nada allí ¿por qué intentar mirar? ¿No existe acaso el peligro de que arruinemos nuestra habilidad para mira concentrarnos en los costados? Creo que tiene sentido intentar mirar, aunque la ocupación es peligrosa por razones conectadas por el masoquismo y otros mecanismos misteriosos de la mente. El impulso a la adoración es profundo, ambiguo y antiguo. Hay falsos soles, fáciles de observar y mucho más reconfortantes que el verdadero.
Platón nos ha legado la imagen de esta engañada adoración en su gran alegoría.
Los prisioneros de la caverna al principio miran de frente a la pared del fondo. Tras ellos hay un fuego ardiendo a la luz del cual estos ven en la pared del fondo las sombras de marionetas que son llevadas entre ellos y el fuego y toman estas sombras por la realidad. Cuando ellos se vuelven pueden ver el fuego, el cual deben pasar para salir de la caverna. El fuego, tal como lo comprendo, representa el sí mismo, la antigua alma no regenerada, la gran fuente de energía y calor. Los prisioneros en la segunda etapa de iluminación han ganado el tipo de auto conciencia (selfawareness) que hoy en día es un asunto de gran interés para nosotros. Pueden ver en sí mismos las fuentes de lo que era inicialmente instinto ciego y egoísta. Ven las llamas que proyectaban las sombras que solían pensar que eran reales, y pueden ver las marionetas, imitaciones de cosas del mundo real, cuyas sombras solían reconocer. Ellos no sueñan aún con que haya alguna cosa más que ver. ¿Qué es más probable que ellos lleguen a acomodarse junto al fuego el cual, a pesar de ser fluctuante y poco claro es muy fácil de mirar y cómodo para estar junto a él?
… los prisioneros de la caverna descubren antes el artificio del fuego que la relación entre las sombras, las marionetas y las cosas reales, desenmascarar la mímesis es posible antes de conocer el modo en que los objetos verdaderos y los falsos se relacionan, este proceso se completa más tarde. (the fire, p. 115)
Pienso que Kant temía esto cuando se tomó tantos trabajos para desviar nuestra atención de la psyche empírica. Esta cosa tan poderosa es un objeto de fascinación y aquellos que estudian su poder para proyectar sombras están estudiando algo real. Un reconocimiento de su poder podría ser un paso hacia el escape de la caverna; pero igualmente podría ser tomado como un punto final. El fuego podría ser confundido con el sol y la seguridad en sí mismo tomada por el bien. (Por supuesto no todo aquel que escapa de la caverna necesita haber pasado mucho tiempo junto al fuego. Tal vez el campesino piadoso haya salido de la caverna sin notar el fuego.) Cualquier religión o ideología puede ser degradada por la substitución del sí mismo, usualmente bajo algún disfraz, por los verdaderos objetos de veneración. Sin embargo, a pesar de aquello que tanto temía Kant, pienso que existe un lugar tanto dentro como fuera de la religión para un cierta contemplación del Bien. No solo por los expertos dedicados sino por la gente ordinaria: una atención que no se agota en el mero planear buenas acciones sino un intento por mirar más allá del sí mismo hacia una perfección distante y trascendente. Una fuente de energía incontaminada, una fuente de nueva e insólita (undreamt) de virtud . Este intento, que es un desvío de la atención desde lo particular, podría ser la cosa que más ayuda cuando las dificultades parecen insolubles, especialmente cuando los sentimientos de culpa se mantienen atrayendo la mirada de regreso al sí mismo. Este es el verdadero misticismo que es la moralidad, una clase de plegaria no dogmática que es real e importante, aunque también podría ser difícil e corruptible.
El bien y el amor (continuará)
Al final dice «continuará». Lo que no sé es si ya lo hizo o tendré que esperar más. 🙂