Se trata de dar elementos para un diálogo, de perseguirlo entre insinuaciones y declaraciones, de perseguir el rastro de una afinidad entre dos autores, filósofos, amigos que por años trabajaron en una vecindad no evidente del todo ni para todos. Entre Jacques Derrida y Gilles Deleuze la complicidad es también la respuesta al tiempo, la deconstrucción de un pensamiento que asume su carácter intempestivo, su conflicto con el presente, su inquietud por el acontecimiento. Estas categorías no dejan de evocar la noción de la historia y, para quienes practicamos la disciplina, la de la historia de la filosofía: la inquietud por el estructuralismo y su égida, la pregunta por la existencia del post-estructuralismo y la manera en la que podría incluir a estos dos amigos. La lectura cercana de los tres temas mostrará que la cuestión va más allá de las clasificaciones y los periodos y dará (esperamos) ocasión a enfrentar tres grandes problemas filosóficos.
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